¡Cuántas mentiras, para una sola verdad!
silencios de color escarlata,
miradas bajas, de ojos hinchados,
la garganta estrangulando huellas,
Y el corazón…
Vacío!
Se abre la puerta,
la que nunca trae las flores deseadas
la que se mira de reojo, sin darse cuenta
que tras ella, está la libertad.
Y él, sonríe,
sonríe y golpea con los puños,
con las palabras,
con el desprecio;
mientras ella espera rosas
temblando de miedo.
Pero no cambia nunca,
y sus flores llegarán para acompañar
la esquela que su vida va escribiendo.
J. Corsina
23/11/07
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